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14 Os he escrito, padres,
    porque habéis conocido al que es desde el principio.
Os he escrito, jóvenes,
    porque sois fuertes,
    y la palabra de Dios permanece en vosotros,
    y habéis vencido al maligno.

No amemos al mundo

15 No améis al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. 16 Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo.

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